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BRASIL

El testimonio de Palocci y las tareas de la izquierda socialista

 

10 de setiembre de 2017

Por André Freire, columnista de Esquerda Online

La semana pasada, asistimos más capítulos de la “novela” interminable de escándalos de corrupción en la política brasileña. En la estera del lanzamiento nacional de la “película-propaganda” sobre la Operación Lava-Chorro – “Policía Federal – la Justicia es para todos”, asistimos a otros capítulos de esta historia.

En primer lugar, la prisión de Geddel Vieira Lima (PMDB-BA), ex ministro del gobierno ilegítimo de Temer, con una fortuna de 51 millones de reales en un apartamento en Salvador, prestado por un empresario amigo. Un ladrón contumaz desde el tiempo del viejo ACM.

Después vino el pedido al Supremo Tribunal Federal (STF) hecho por el procurador general de la República Rodrigo Janot, de prisión de Joesley Batista, uno de los dueños de J&F, Ricardo Saud, ejecutivo de la misma empresa y del ex procurador Marcelo Miller. Este domingo, el ministro del STF Edson Fachin, autorizó la detención de los dos empresarios de J&F y negó la detención del ex fiscal.

Pero ningún otro hecho llamó tanto la atención como el testimonio de Antonio Palocci, hasta porque la gran prensa, especialmente la TV Globo, buscó priorizar su divulgación al máximo. Palocci se encuentra preso desde septiembre de 2016, acusado de estar implicado directamente en un esquema de pago de soborno de Odebrecht al PT.

Él fue uno de los principales exponentes de este partido en los últimos años, principalmente en la fase de su relación directa con el Gobierno Federal. Uno de los fundadores del PT, fue coordinador de la campaña de Lula en 2002 y de Dilma en 2010, siendo Ministro de Hacienda del gobierno de Lula y de la Casa Civil del gobierno de Dilma. Pero, en particular, se transformó en uno de los principales “puentes” del PT con los grandes empresarios en general, y con el mercado financiero en particular.

El testimonio de Palocci al Juez Sérgio Mouro, aún antes del cierre de una posible delación premiada, que está aún en negociación, afecta directamente a Lula, Dilma y la dirección del PT. Según Palocci, Lula habría protagonizado un “pacto de sangre” con Odebrecht, que implicaba, entre otras “favores”, un fondo financiero de 300 millones de reales, disponibles para Lula y el PT. Dilma habría sido informada por Lula del acuerdo, para que las ventajas de Odebrecht fueran mantenidas en el gobierno de la ex presidenta.

Como en buena parte de los procesos de la Lava-Jato, Palocci no entregó pruebas de sus afirmaciones, aunque sus abogados ya habían informado que él podría comprobar todo lo que dijo, en caso de cerrarse una delación premiada.

Sin embargo, su testimonio no puede ser ignorado. Él, no es un empresario corruptor desesperado por escapar de la cárcel, como los dueños de J&F o de Odebrecht, o incluso un petista de “última hora”, como el ex senador destituido Delcidio del Amaral. En realidad, él es uno de los integrantes del “núcleo duro” petista, uno de los responsables directos de la relación de este partido con el empresariado nacional, lo que necesariamente implicaba los esquemas de financiamiento de campañas electorales, legales e ilegales.

Él está lejos de ser inocente, al final apoyó y encabezó todo lo que el PT y sus gobiernos hicieron en los últimos años. Pero, hasta por eso, su testimonio es muy relevante, haciendo hasta medio ridícula la campaña de dirigentes petistas de intentar descartar sus informaciones a priori.

Las informaciones contenidas en él, aún deben ser comprobadas pero no pueden ser consideradas grandes novedades. Desde ya son una confirmación, de uno de los principales líderes de este partido, de las relaciones promiscuas entre la dirección petista y sus gobiernos con grandes empresarios. Que el PT, en su política de alianzas con los intereses de las grandes empresas y con los partidos de la vieja derecha, se transformó en partido totalmente adaptado al régimen político podrido de la burguesía brasileña.

El PT y Lula ya no pueden ser considerados una alternativa política para los que luchan contra el gobierno ilegítimo de Temer.

Unir las luchas y construir una nueva alternativa política

No debemos creer que los buscados en la Operación Lava-Jato tengan el verdadero objetivo de acabar con la corrupción en la política. Esta operación es otra de las salidas conservadoras para la crisis política brasileña, por eso ellos apoyan las reformas reaccionarias y una reforma política aún más antidemocrática.

Por lo tanto, crece la discusión, ante el agravamiento de la crisis política, sobre cuáles son las tareas fundamentales del pueblo trabajador, de la juventud y de los oprimidos. Y de la izquierda socialista.

Todo debe comenzar por intentar poner nuevamente a la clase trabajadora en la escena política, en alianza con la juventud y el conjunto de los explotados y oprimidos. El gobierno ilegítimo de Temer y su mayoría en el Congreso Nacional, aunque golpeados por los escándalos de corrupción, van a intentar aprovechar este escenario de gran confusión política para reanudar la iniciativa de votación de las medidas reaccionarias, especialmente en la reforma política y jubilatoria.

Por lo tanto, nuestra primera gran tarea es construir un calendario de unificación de nuestras luchas, que comienza ya esta semana con la realización del día nacional de luchas el día 14, convocado principalmente por los obreros metalúrgicos de todo el país. Y debe ganar aún más fuerza en las campañas salariales de los más grandes gremios que ocurrirán en los próximos dos meses.

Nuestras tareas, entre tanto, no deben quedarse en la necesidad primordial de la construcción de un frente único por el Fuera Temer y sus reformas. Necesitamos encarar también, y de forma inmediata, la tarea, también urgente, de construir colectivamente una nueva alternativa política de los trabajadores, que enfrente a la vieja derecha, pero que supere también la política de la dirección petista de alianza con los intereses de las grandes empresas.

La alianza espuria que los gobiernos petistas mantuvieron con las grandes empresas está expuesta todos los días en la gran prensa. Es evidente que los que combaten al PT hicieron lo mismo, o aún peor cuando estuvieron en el gobierno, como los tucanos en los gobiernos de FHC. Pero la hipocresía de la vieja derecha, no puede hacernos negar que Lula y el PT entraron completamente en el “juego sucio” de la política burguesa.

La caravana de Lula por el Nordeste, no solo reveló que el líder petista mantiene popularidad alta en la región. Desgraciadamente, reveló también sus acuerdos con políticos de los partidos de la vieja derecha, incluso del propio PMDB, como Renan Calheiros (PMDB-AL), uno de los grandes articuladores del golpe parlamentario del Impeachment. En caso de que Lula viabilice su candidatura, repetirá la defensa de un programa rebajado y una alianza con partidos y políticos de la vieja derecha, repitiendo y profundizando los mismos graves errores del pasado.

Por lo tanto, sea para ahora o para las elecciones de 2018, la izquierda socialista necesita forjar una nueva alternativa política, que tenga el compromiso de presentar un programa anticapitalista que comience por anular las reformas reaccionarias realizadas por el gobierno ilegítimo de Temer, y que construya una la alianza de los trabajadores y el pueblo, sin la presencia de partidos y políticos vinculados a las grandes empresas y bancos.

Los pasos concretos

Esta tarea no puede ser encarada de forma genérica, hay que ser muy concretos en su construcción colectiva.

En este sentido, son muy importantes las discusiones programáticas que se están realizando en todo el país, a partir de la iniciativa del Frente Pueblo Sin Miedo, que lanzó la propuesta de la Plataforma “Vamos, sin miedo de cambiar Brasil”. (http://esquerdaonline.com.br/2017/08/14/vamos-sem-medo-de-mudar-brasil/ )

La izquierda socialista debe defender que este proceso de discusión programática, que recién comienza, desemboque  en una alternativa política no sólo contra el gobierno ilegítimo de Temer, sino también contra la política de la dirección del PT de alianzas con el gran capital.

Tenemos la convicción de que el programa que surgirá de este proceso de discusión-por más polémicas que tengamos entre nosotros en relación a su formulación- no podrá ser representado nuevamente por el PT, sea en las luchas sociales o en el proceso electoral. Por eso, necesariamente, debe ser encabezado por una nueva alternativa política, de independencia de clase, un verdadero Frente de Izquierda Socialista.

En el mismo sentido, el PSOL, que se construyó como el principal partido de oposición de izquierda a los gobiernos petistas, debe encarar el desafío de lanzar, si es posible, aún antes de su Congreso, marcado para diciembre próximo, una precandidatura presidencial. El momento actual exige la presentación de una alternativa inmediata, para que los trabajadores, la juventud y los oprimidos no queden rehenes de las falsas alternativas de los ricos y poderosos o de la alternativa de la dirección del PT, que ya se ha revelado limitada y fracasada.

La formalización inmediata del nombre del diputado federal Chico Alencar (PSOL-RJ), como precandidato del partido a la Presidencia de la República, nos parece el mejor camino en este momento. (http://esquerdaonline.com.br/2017/09/01/mais-lanca-carta-ao-chico-alencar-e-a-militancia-do-psol/)

No para cerrar el debate, al contrario, sino para ampliarlo, sea con los otros partidos de la izquierda socialista, como el PSTU y el PCB, con organizaciones socialistas aún sin legalidad y, principalmente, con movimientos sociales combativos, especialmente aquellos organizados en el Frente Pueblo Sin Miedo y en la Plataforma “Vamos”.

 

Foto: Rodolfo Buhrer / Reuters