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Por que las protestas en Honduras: del auge al ocaso de la dictadura de “Joh”

A diez años del Golpe de Estado de 2009, el régimen de Juan Orlando Hernández (JOH) vive el peor momento de su historia. La causa es la combinación y, a la vez, la acumulación de varios factores internos y externos, que han conducido a un punto de inminente quiebre o fractura, la cual puede ser para bien o para mal, es decir, hacia la caída de la dictadura, o hacia su recrudecimiento. Lea la primera parte.

Tomás Andino, de Honduras
www.infobae.com

GENESIS DE LA DICTADURA DE JOH

Para quien no está familiarizado con la política de Honduras, recordamos que el 28 de junio del año 2009 el gobierno legítimamente electo de Manuel Zelaya Rosales (electo para el periodo 2006-2010) fue derrocado por un golpe militar liderado aparentemente por el dirigente del Partido Liberal, Roberto Micheletti Bain, pero en realidad liderado por la cúpula de las Fuerzas Armadas al mando del Gral. Romeo Vásquez Velásquez. El gobierno golpista impuso un proceso electoral falso en noviembre de 2009, de donde fue “electo” (impuesto) Porfirio Lobo Sosa, por el Partido Nacional para el periodo 2010-2013. En ese entonces, entro en funciones como presidente del Congreso Nacional el diputado Juan Orlando Hernández (conocido por las siglas JOH, pues en Honduras a muy pocos les gusta pronunciar su nombre), quien fue el principal instigador del golpismo en el parlamento.

Siendo Presidente del Congreso Nacional, JOH impulso las leyes más retrogradas, como la Ley de Trabajo por Horas, las reformas a la Ley del INPREMA, la Ley de las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE), la Ley de Alianza Publico Privadas, las reformas a la Ley de Administración Pública, entre muchas otras, que produjeron los retrocesos más graves a los derechos laborales, entrega de la soberanía territorial y la más abyecta entrega de los recursos naturales y la infraestructura vial y productiva de las últimas décadas. Es decir que, con JOH, se acabó el periodo reformista de Manuel Zelaya y se instaló en Honduras un neoliberalismo salvaje, que está en la base del aumento de la miseria y la violencia de la última década. Por ese motivo, en 2012 Honduras llego a ser el país más violento del mundo con una tasa de 86.5 homicidios por cada 100 mil habitantes (la media latinoamericana era de 25 h/cmh) y con una tasa de pobreza del 70%.

Pero el hecho que resulto ser el peor de todos, fue la cooptación del Estado por parte del crimen organizado. Esta cooptación se produjo en el periodo 2009 – 2014 cuando el país quedo aislado de las transacciones financieras internacionales como sanción por el Golpe de Estado de 2009 y por su suspensión de la Organización de Estados Americanos.

El aislamiento diplomático termino en 2011, con la firma del Acuerdo de Cartagena, pero la insolvencia financiera fue superada por el régimen hasta el año 2014, cuando JOH logro finalmente un Acuerdo Stand By con el FMI, que le permitió gozar nuevamente de empréstitos internacionales.

¿Cómo sobrevivió el Estado y la burguesía durante esos cinco años de aislamiento económico? El Estado burgués y la misma burguesía pudieron sobrevivir al relativo aislamiento económico de cuatro maneras:

  1. La vinculación del grupo en el poder a los capitales del narcotráfico que huían por la “guerra del Narco” en México, particularmente el Cartel de Sinaloa, los cuales emprendieron una disputa territorial con los carteles colombianos y con otros carteles mexicanos por Honduras, como plaza de lavado de activos, producción de drogas y país de destino, para lo cual las mafias penetraron a la mayoría de grandes empresarios ligados al gobierno golpista y a sus funcionarios, incluidas las familias de Porfirio Lobo y JOH.

  2. El saqueo de los recursos fiscales del Estado, mediante robos masivos a las instituciones de previsión y seguridad social como el IHSS, el INPREMA, el INJUPEMP y similares, así como a instituciones de servicio público como las Secretarias de Salud, Educación, Obras públicas, entre otras, razón por lo cual todos los servicios públicos, especialmente en el área de salud y educación, sufrieron un deterioro espantoso.

  3. El concesionamiento de los recursos naturales y la infraestructura a empresas extranjeras, como fue el caso de las hidroeléctricas, la red vial, las cuencas de agua, la explotación de los bosques, la instalación de la primera ZEDE, y el endeudamiento con Bonos Soberanos, entre otros

  4. El aplastamiento de las organizaciones sociales más poderosas, entre las que destaca la humillante represión laboral y física contra el magisterio, y la cooptación de los demás sindicatos de empleados públicos, la destrucción de sindicatos en las empresas privadas, la anulación de los contratos colectivos y prebendas sociales.

  5. La desviación electorera del poderoso movimiento social de resistencia al Golpe, antes liderado por el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), mediante la fundación del Partido Libertad y Refundación (LIBRE), liderado por Manuel Zelaya Rosales, en el marco del Acuerdo de Cartagena (2011) que saco a las masas populares de las calles para hacerlas girar alrededor de los procesos electorales fraudulentos manipulados por el régimen.

Estas fueron las bases materiales y sociales sobre las que se terminó consolidando la dictadura en Honduras.

No bastando con eso, y como continuidad del Golpe de Estado de 2009 en la necesidad de mantener un gobierno “fuerte”, los militares y JOH diseñaron una serie de contrarreformas al régimen político para constituir una forma de gobierno dictatorial, sin desmantelar formalmente las instituciones de la republica burguesa.

Fue fundamental en ese proceso, la destrucción de la independencia de poderes mediante el asalto a la Corte Suprema de Justicia en 2012, imponiendo desde el Congreso Nacional a magistrados obedientes a JOH, patrón que se siguió después con la ilegal elección del Fiscal General del Estado, el Tribunal Superior de Cuentas, entre otras; también fue importante la domesticación del Congreso Nacional a los designios del Poder Ejecutivo, con la aprobación de una Ley Orgánica del Congreso que elimino la posibilidad de juego democrático en el poder legislativo y erigió al Presidente de ese órgano del Estado en un dictadorzuelo. Desde entonces, tanto la Corte Suprema como el Congreso se convirtieron en oficinas de trámite de los designios de JOH.

La dictadura no podría sostenerse sin la existencia de una guardia pretoriana. Una pieza importantísima en la construcción del régimen dictatorial fue la creación en 2012 y luego la consolidación en 2014 de la Policía Militar del Orden Público (PMOP), un cuerpo de elite muy bien armado y entrenado, a la par de otros cuerpos policiales auxiliares, como la Fuerza Tigres y la ATIC, todos entrenados por los Estados Unidos, Colombia e Israel.

Tampoco puede existir dictadura sin control de la libertad de expresión y protesta. En el periodo se aprobaron leyes como la Leyes de secretos oficiales, Ley de espionaje, y reformas al Código Penal que limitan la libertad de expresión y criminalizan la protesta social

Pero el paso que consolida el carácter dictatorial del régimen fue la eliminación en el año 2015, vía sentencia de la servil Corte Suprema de Justicia, del principio de la alternabilidad en la sucesión gubernamental, que impedía la reelección presidencial por estar prohibida en la Constitución política. Esto lo logro con la colaboración del Partido Liberal y otros pequeños partidos satélites, y con la tímida “oposición” de los partidos LIBRE, PAC y PINU. Con estas medidas, la dictadura ascendía como la espuma y se preparaba para su siguiente paso, la reelección indefinida en el proceso electoral de 2017, con lo cual tocaría el cielo.

LA DESVIACION GEOPOLITICA DEL NARCO GOBIERNO Y EL CONTROL DEL IMPERIO

Sin embargo, este sueño dorado comenzó a tener obstáculos, y el primero provino del exterior, de quien había sido hasta entonces su principal aliado externo, el gobierno de Obama. Las causas de las desavenencias del gobierno hondureño con el gobierno norteamericano pueden encontrarse en la profunda dependencia de los gobiernos post golpistas de Honduras respecto al narcotráfico y en las consecuencias geopolíticas de esa relación del Estado con el crimen organizado. Los roces se remontan al gobierno de Pepe Lobo, y se agudizaron durante el gobierno de JOH.

Pero no vaya a creerse que la preocupación del gobierno norteamericano era la salud de la juventud. La vinculación de estos gobiernos con los narco capitales era conocida por la DEA desde sus inicios y no fue una preocupación mayor para el Departamento de Estado; por ejemplo, durante el gobierno golpista de Roberto Micheletti, fue sabido que Miguel Facusse, un prominente empresario golpista, tenía pistas de aterrizaje del narcotráfico en sus haciendas, pero nunca sufrió persecución alguna porque no afectaba de ninguna manera los intereses norteamericanos. Otra cosa ocurrió cuando esos vínculos comenzaron a afectar esos intereses.

Debido a la necesidad de diversificar sus fuentes de financiamiento por parte del aislado gobierno golpista de Pepe Lobo, este había iniciado un coqueteo con China y Rusia, en una época en la que también mantenía muy buenas relaciones con Daniel Ortega en Nicaragua, en materia de inversión y cooperación a la seguridad. Esto es comprensible desde la lógica interna de los narco capitales, pues estos necesitaban desarrollarse, pero la política de controles y condicionalidades de Estados Unidos era una camisa de fuerza que aquellos buscaban romper abriendo sus posibilidades de desarrollo hacia otras latitudes.

Este proceso de “desalineamiento” temporal tuvo una expresión política en el relativo alejamiento de Pepe Lobo y JOH respecto a las prioridades de la política internacional del gobierno norteamericano. Fue así como, por ejemplo, se dio el establecimiento de una Embajada en Cuba, el estrechamiento de lazos con la Autoridad Palestina, la participación en la CELAC, el establecimiento de convenios de cooperación en seguridad con Rusia, la política de “cielos abiertos” que amenazaba el monopolio norteamericano en materia de transporte aéreo y potenciación de la Fuerza Aérea con el Brasil de Dilma Russeauf. Esta breve desviación de la norma proyanqui, encendió las alertas en Washington ante la posibilidad de que el narco gobierno de JOH hiciera un giro completo hacia esos países, y decidió frenarlo. Baste recordar que en Honduras se encuentran, al menos seis bases militares norteamericanas, entre ellas la base de Palmerola, que es su mayor base en la zona mesoamericana.

El gobierno de Obama implemento dos mecanismos de presión, para hacer volver al redil al gobierno de JOH mediante el chantaje político; por un lado, la instalación de un mecanismo de control interno, y por otro, un mecanismo de control externo.

El mecanismo de control interno fue similar al aplicado en Guatemala con la CICIG, una misión internacional que le contara las costillas al gobierno en materia de corrupción. Esto fue impulsado aprovechando que el hartazgo había alcanzado un nivel de ebullición masiva y que grupos juveniles del llamado “Movimiento Indignados” genero movilizaciones multitudinarias, denominadas Marchas de las Antorchas, acicateadas por las revelaciones de Radio Globo y Globo TV (esta última clausurada por la dictadura), en torno a un gigantesco escándalo del saqueo a los fondos de la seguridad social (caso IHSS).

Las movilizaciones fueron tan multitudinarias que el gobierno de JOH quedo acorralado, sin siquiera atreverse a reprimir con la dureza acostumbrada. Sin embargo, si bien este movimiento de masas salió a la calle inicialmente exigiendo la salida del gobierno, mediante la popularización de la consigna FUERA JOH, fue influenciado en el transcurso, primero por el máximo líder del Partido Anticorrupción (PAC), Salvador Nasralla, para que en lugar de ese planteamiento logro que el movimiento exigiera la instalación de una Comisión Internacional contra la Impunidad y la Corrupción en Honduras (CICIH); después fue influenciado por la OEA y finalmente por la Embajada de Estados Unidos, siendo cooptado a los mecanismos de “dialogo” del gobierno, en donde se desgasto, perdiendo el impulso inicial hasta finalmente desaparecer.

De esa forma, un legítimo movimiento que surgió para echar abajo el gobierno, termino siendo utilizado por la OEA, en acuerdo con JOH, para la instalación de una Misión Internacional contra la Corrupción y la Impunidad (MACCIH) a fin de tener un control muy de cerca de la corrupción gubernamental, para fines de control de parte de Estados Unidos, pero sin el peligro inminente de hacerlo caer. Esto se complementó con el apoyo norteamericano al Consejo Nacional Anticorrupción (CNA) y a la Fiscalía General del Estado de Honduras.

A partir de la instalación de la MACCIH el gobierno de JOH fue sacudido por recurrentes escándalos de corrupción, que han mantenido en vilo a la población, como los casos “Pandora” I y II, “Caja Abierta”, “Pacto de Impunidad”, entre otros, incrementándose la indignación ciudadana durante los últimos dos años. Los procesos han llegado a afectar a secretarios de Estado, diputados, magistrados del Consejo de la Judicatura de la Corte Suprema de Justicia, llegando a meter presos a funcionarios claves de la administración de JOH, incluso a la esposa del expresidente Porfirio Lobo.

Curiosamente, al primer director de la MACCIH, Juan Jiménez Mayor se le paso la mano al llevar los procesos demasiado lejos, apuntando hacia la misma Presidencia, como había ocurrido en Guatemala (lo que llevo a la defenestración del presidente Otto Molina Pérez). Como el objetivo de la MACCIH no era sacar a JOH sino controlarlo, el Sr. Jiménez Mayor fue sustituido de su cargo en un acuerdo entre JOH y Luis Almagro, Secretario General de la OEA, no sin que Jiménez Mayor denunciara el pacto de impunidad entre ambos. En su lugar fue colocado Luis Guimarães Marrey, quien para tranquilidad de JOH, no se ha salido del redil.

El mecanismo de control externo, más efectivo aun, fue el inicio de los juicios contra los capos del narcotráfico y de los aliados de JOH vinculados al narcotráfico, pedidos en extradición ante los tribunales del Sur de New York. Ante estos tribunales desfilaron prominentes políticos, empresarios entonces aliados suyos (Rosenthal Oliva, es el caso más emblemático), expresidentes como Rafael Leonardo Callejas, familiares de presidentes (el hijo de Porfirio Lobo y el hermano más cercano de JOH, conocido como el caso de Tony Hernández), y casi todos los capos de la droga que habían financiado las campañas electorales (como la banda de Los Cachiros, los Valle, la Banda del Negro Lobo, entre otras). Solo el mismo JOH y su mujer no han sido tocados por ninguno de esos mecanismos, porque los gringos aun los necesitan para manipular a su antojo el Estado de Honduras por la vía del chantaje.

Obama primero y después Trump, lograron con estos mecanismos de presión domesticar a su hijo prodigo, haciendo que diera bruscamente un giro en su política internacional. Desde entonces, el gobierno de JOH dio un giro hacia el apoyo a Israel, colaboro en la conspiración contra Venezuela, estableció relaciones con Taiwán, se alejó de China y de Rusia, y participo en algunas misiones militares internacionales. A cambio de ese realineamiento geopolítico, JOH recibió el apoyo del gobierno de Trump, para consolidar su dictadura en lo sucesivo. La prueba de fuego de este apoyo se daría en el proceso electoral de noviembre 2017.

EL PUNTO DE INFLEXION: LEVANTAMIENTO CONTRA EL FRAUDE ELECTORAL DE 2017

Con el camino allanado, JOH se dispuso a participar en el proceso electoral de 2017, que tenía visos de ilegalidad evidentes, como ya fue explicado, debido a su inconstitucional postulación. Sin embargo, la “oposición” política decidió participar en dicho proceso sin tener siquiera representantes ante el Tribunal Supremo Electoral, aceptando hacerlo con las torcidas reglas del juego de la dictadura. El resultado era previsible; pese a que Salvador Nasralla, candidato de la Alianza entre los partidos opositores LIBRE y PINU, gano las elecciones en las urnas, el fraude hizo lo suyo en el procesamiento de votos y resulto “ganador” JOH, después de múltiples “apagones” del sistema de cómputo.

Como fue dicho, no fue la primera vez que había ocurrido un evento electoral irregular, pues en los años 2009 y 2013 similares fraudes fueron puestos en práctica, pero en ese entonces, la represión (2009), así como la cobardía para defender el triunfo de parte de la oposición (2013), permitió que el resultado se impusiera sin mayor problema. Sin embargo, cuando los pronósticos para 2017 eran que JOH se lograría imponer sin dificultades en dicho proceso electoral, aconteció lo inesperado: la mayor parte de la población de Honduras se levantó en masiva protesta contra el fraude electoral impuesto por JOH, autoconvocándose en enormes manifestaciones de protesta, sin convocatoria de los partidos de oposición. La rebelión cobro proporciones épicas, pocas veces vista en la historia nacional, llegando al punto tal que el Pueblo enardecido comenzó a derrotar la intervención de la policía y las Fuerzas Armadas juntas, y el gobierno estuvo ante la posibilidad de caer.

Ante la amenaza que suponía la sublevación popular, la Encargada de Negocios de Estados Unidos en Honduras, Heidi Fulton, se puso en la primera línea de defensa del gobierno, avalando en persona las ejecutorias del Tribunal Supremo Electoral. Por su parte, la OEA y la Unión Europea, cuyas misiones de observación habían reconocido la existencia de irregularidades severas en el proceso, terminaron dando su respaldo a los resultados cuando el tema llego a sus órganos de decisión política, dándole un espaldarazo a la imposición de JOH.

En cuanto a la oposición política burguesa, aglutinada en la Alianza de Oposición contra la Dictadura, solo podemos decir que se quebró frente a la radicalidad y espontaneidad del levantamiento; por un lado, el candidato presidencial de la Alianza, Salvador Nasralla, declaro rendirse por no gozar del apoyo de Estados Unidos, por otro lado, el partido LIBRE pudo reposicionarse a tiempo, colocándose temporalmente Mel Zelaya a la cabeza de la rebelión popular, gracias a su indiscutido liderazgo.

No obstante, ese ímpetu duro poco, porque con todas las posibilidades de crearle al gobierno una crisis mayor y de tumbarlo, Mel Zelaya suspendió todas las acciones desde la navidad de 2017 hasta mediados de enero 2018, frustrando la oportunidad. De esa forma, la inconsistencia y/o cobardía de los dirigentes opositores, que levantaron todas las acciones de presión por más de un mes, permitió que el gobierno tomara oxígeno, se recuperara y se mantuviera en el poder, aunque con su legitimidad por los suelos, logrando imponerse solo a fuerza de las armas.

EL OCASO DE LA DICTADURA: CONVULSIONES ANTES DEL PARTO

Desde entonces la historia de la dictadura fue diferente; paso de la gloria al ocaso. El nuevo gobierno usurpador no tuvo paz, sometido a la presión norteamericana de los juicios internos y externos, sobre narcotráfico y corrupción. Estos juicios han tenido un efecto demoledor a su imagen internacional y a la cohesión interna del gobierno y del Partido Nacional, ya que JOH ha tenido que hacer entrega, a la extradición, de sus propios aliados internos para salvar su pellejo y el de su familia, objeto de procesos judiciales.

El otro factor de desestabilización interna ha sido lo económico: la agudización de la miseria de la población por la obediente actitud gubernamental a las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional, llevo al gobierno de JOH a la implementación de medidas totalmente impopulares, como recortes presupuestarios, paquetes fiscales que golpean a la clase media y a un sector del empresariado, despidos masivos, alzas de precios, privatización, despojo de comunidades y precarización de la oferta laboral.

Estas políticas han obligado a la población más pobre a vivir en una miseria aún más profunda, o a huir del país multitudinariamente hacia Estados Unidos, bajo la modalidad de “Caravanas migrantes”, las cuales se convirtieron en un escándalo internacional en 2018. Esta terrible situación económica afecta también a las llamadas clases medias y a la misma burguesía porque ha provocado la caída de la inversión capitalista, a niveles próximos a la recesión.

Adicional a esta realidad interna, otro factor externo se ha sumado a minar la base de sustentación del gobierno de JOH: El Partido Demócrata no ha desaprovechado el desprestigio de este narco gobierno protegido por Trump, para reponerse del fracaso de su ofensiva con el caso Rusia-Gate (de la que Trump salió bien librado), siendo el caso de Tony Hernández una mina de oro a explotar para cuestionar la colusión del gobernante gringo con el narco gobierno en Honduras.

Que Trump es sensible a esta presión política lo muestran algunos de sus torpes movimientos con los que busca desmarcarse del régimen utilizando la cuestión migratoria como excusa; por ejemplo, en el primer trimestre de 2019 ordeno la cancelación de toda la cooperación de la USAID a Honduras, bajo el pretexto que este gobierno no frena la masiva inmigración; una forma burda de echar una cortina de humo a las verdaderas relaciones de apoyo que tiene con el narco gobierno hondureño, pero que, lejos de ayudar a este, profundizan sus problemas económicos.

Es muy probable que, como consecuencia de esta decisión, esos fondos se reorienten para financiar el mini Plan Marshall para Centroamérica que está concertando con el gobierno mexicano, o que se destinen al financiamiento de la movilización militar de tropas de la Guardia Nacional recién creada por AMLO hacia la frontera sur de México, o, peor aún, para el financiamiento de la movilización de tropas gringas e israelitas que Trump está haciendo a Guatemala, El Salvador y Honduras con el pretexto de frenar los migrantes.

Como consecuencia del desprestigio en que se ha hundido JOH, instituciones que antes eran pilares de su gobierno, como el Partido Nacional, las Fuerzas Armadas, y aliados estratégicos como el COHEP, la Iglesia católica, algunos medios de comunicación, están profundamente divididos o directamente confrontados con el gobernante.

La exasperación de la población es tal, que un mínimo motivo, cualquier lucha que inicie siendo reivindicativa, rápidamente se convierte en proceso semi insurreccional contra el gobierno, como por ejemplo, las revueltas contra la Empresa Energía Honduras (EEH) debido al incremento de la tarifa eléctrica y los “apagones” sistemáticos, o como las luchas estudiantiles universitarias y hasta la represión de un partido de futbol, desbordan en mini insurrecciones que no guardan proporción con el motivo inicial, porque en el fondo, lo que mueve todo es la acumulación de hartazgo social en contra de todo el régimen, que estalla cuando tiene oportunidad.

El gobierno sabe perfectamente lo que esto significa y por eso reprime con gran brutalidad cualquier brote de rebelión popular que surja.

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