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¡No a la guerra! Fuera la OTAN y la Rusia de Ucrania!

Editorial
Explosão é vista na capital ucraniana de Kiev na quinta-feira, 24 de fevereiro
Gabinete do Presidente da Ucrânia/CNN

El mundo se despierta, una vez más, con noticias de guerra. Y con su consecuencia inmediata: imágenes de desesperación de los trabajadores y la población ucraniana que busca cobijo y refugio de esta guerra alimentada por las disputas imperialistas. Más una vez, la población ucraniana será llamada a pagar el precio de esta guerra antipopular. Miles de muertos, vidas destruidas, oleadas de refugiados en condiciones infrahumanas: esto es lo que estas guerras imperialistas tienen para ofrecer a los trabajadores y pueblos del planeta. En nuestros tiempos, esto es lo que el sistema capitalista ofrece a los pueblos de todo el planeta, guerra, desempleo y miseria.

La disputa en Ucrania, que involucra a la OTAN y la Rusia, no es un conflicto aislado. Refleja la actual crisis geopolítica entre el imperialismo estadounidense (y sus socios: el imperialismo británico y europeo) y un bloque imperialista emergente, liderado por China, con Rusia como potencia regional asociada. Es una disputa entre potencias (EEUU x China) por la hegemonía del orden capitalista mundial. Ninguno de los bandos representa la libertad o la autodeterminación para los trabajadores o las personas en cualquier parte del planeta, y mucho menos el “antiimperialismo”.

La OTAN, liderada por las potencias occidentales mencionadas en el párrafo anterior, da pie a su proyecto de expansión hacia el Este, acercándose cada vez más a las fronteras rusas, con la clara intención de aislar a Moscú de Europa y detener el avance de su influencia en el región. En esto, mismo delante de los diferentes tonos de discurso de los gobiernos estadounidense (Biden) y británico (Boris Johnson) con sus homólogos alemán (Scholz) y francés (Macron) – reflejando diferentes grados de relaciones económico y comerciales con Rusia – la política de los bloques imperialistas frente a la expansión de la OTAN y del bloque China/Rusia tiene el mismo contenido. Defendemos la detención de la OTAN y su injerencia imperialista en la soberanía de dos pueblos.

Esto, sin embargo, no significa que la invasión rusa lleve a cabo un rol progresista en este proceso. Rusia es un país capitalista, bajo un gobierno autoritario de derecha, que ejerce una fuerte (y opresiva) influencia regional, especialmente en regiones que formaban parte o estaban influenciadas por la antigua URSS. Putin reclama el proyecto expansionista y opresor de la vieja Rusia zarista inspirado en “Pedro el Grande”, cuya foto tiene en el salón de su casa. Por eso, al invadir la Ucrania, dice que el mundo verá lo que es la verdadera “descomunización”.

De la antigua URSS, el régimen de Moscú hereda un poder militar superior al poder del país en el ámbito económico y lo pone al servicio de su proyecto. La consolidación de la alianza geopolítica con China, consagrada además en la reciente declaración conjunta entre los dos países firmada en la apertura de los Juegos Olímpicos de Invierno en Beijing, muestra que existe un intento de formar un bloque para luchar en contra el imperialismo estadounidense, incluso si la Rusia no tiene el mismo potencial económico que el país de Xi Jinping.

Tanto la OTAN (EE.UU., GB y UE) como la Rusia (y China) compiten por el potencial para explotar otros países, otros pueblos. Los socialistas denunciamos esta guerra como una disputa entre las burguesías de estos países en el tablero geopolítico regional y sobre quién explotará los recursos y oprimirá a los trabajadores y nacionalidades en todo el mundo, a costa de la vida de miles de trabajadores que son siempre las mayores víctimas de la estos conflictos. .

La izquierda no puede adherirse a la propaganda del imperialismo occidental o a la invasión rusa

En este conflicto, la izquierda debe evitar dos errores:

El primer error sería absolutizar el papel opresor de Putin, y el hecho de que él mismo inició la agresión militar, poniendose del lado de la OTAN y de las potencias occidentales, como si estuvieran del lado de la autodeterminación y la libertad de los ucranianos. Un ejemplo es la postura del nuevo líder del Partido Laborista británico, Keir Starmer, quien incluso visitó la sede de la OTAN en Bruselas para mostrar su apoyo a tal empresa imperialista.

De hecho, la OTAN (principal alianza militar imperialista) busca expandir su influencia en la región de Europa del Este poniendo nuevas bases militares a unos 1000 km de Moscú, como ya lo ha hecho en Polonia, e incorporando países del antiguo bloque socialista. La izquierda debe denunciar esta política expansionista en la región como elemento propusor del conflicto que estamos presenciando en estos momentos.

La segunda, y que parte de la izquierda parece más susceptible, es mirar a Putin (o al bloque China/Rusia) como un campo antiimperialista, por lo tanto, supuestamiente progresista, en este proceso. A esto se mezcla el simbolismo de que ambos países hayan sido, en el siglo pasado, estados obreros y actualmente se pongan en pugna contra el imperialismo hegemónico en el mundo (aunque sea decadente), EE.UU.

Putin está lejos de ser un líder antiimperialista, y mucho menos progresista o de izquierda. Por el contrario, como dijimos, su Proyecto “Gran Ruso” es expandir la dominación de Moscú en toda la región, en los campos económico y militar, oprimiendo a las nacionalidades y los derechos individuales, como lo hace dentro de la propia Rusia, persiguiendo a activistas, opositores, nacionalidades oprimidas y la comunidad LGBT+. El aparato de seguridad ruso actúa contra las movilizaciones populares en los países bajo su influencia, como lo hizo recientemente en Kazajstán, sofocando manifestaciones que reclaman libertad y mejores condiciones para los trabajadores de esos países.

El reciente discurso de Putin, diciendo que el desmantelamiento de Ucrania sería “parte del proceso de descomunización del país” y la irrazonable afirmación de que Ucrania sería “una invención de Lenin” muestran lo que es el proyecto de la “Gran Rusia”: conservador y reaccionario.

“La guerra es la continuación de la política por otros medios” (Clasewitz). La población ucraniana no puede ser utilizada como carne de cañón en una guerra a favor de los intereses de las grandes potencias.

¡NO A LA GUERRA!

¡LA OTAN Y PUTIN: QUITEN SUS MANOS DE UCRANIA!

¡POR LA AUTODETERMINACIÓN DEL PUEBLO UCRANIANO!

FUERA DE LAS TROPAS RUSAS DE LA UCRANIA!

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