Hace un año, Chile despertó, se unió y salió a las calles del país a manifestarse contra un modelo neoliberal, en lo económico; contra un modelo presidencialista en su forma de Gobierno; contra un parlamento bicameral, (Senado y Diputados) en lo legislativo, contra la justicia discriminadora, en el poder judicial que castiga y encarcela a los pobre, marginales, oprimidos y envía a clases de ética o rebaja multas al gran empresariado y libera a sus hijos violadores, asesinos y mantiene en centros de “vacaciones”, penitenciarios a los criminales de lesa humanidad de la dictadura militar, por todo ello y más, Chile hace un año que entro en un proceso destitúyente, que no se ha detenido, que la insurrección sigue latente en el pueblo movilizado.
La realidad, la porfiada realidad ha mostrado el día 18 de octubre de 2020, que seguimos en la calle, que la rabia sigue presente, que por más represión que coloquen en la calle, nada detiene a quienes luchan con convicción por las transformaciones más profundas de nuestra sociedad, porque tenemos la claridad que hasta hoy, lo único conquistado es un proceso arrancado con muertos, mutilados y miles de detenidos de la revuelta social, que las calles no se dejan por ir a las urnas, por un proceso electoral, sino que se combinan en un proceso mayor constituyente, que salió desde las calles y la movilización, que debe seguir sin duda para enfrentar a los poderes facticos, conservadores y neoliberales, que quieren cambiar para que nada cambie, el gato-pardismo, a la vuelta de la esquina.
A una semana, el próximo domingo 25 de octubre de 2020, nos volcamos a las urnas, a enterrar la constitución de 1980, heredada de la dictadura de Pinochet, sin duda alguna debemos allí, “APROBAR” una nueva constitución de forma contundente y mayoritaria, luego el órgano que tomara esa tremenda tarea de construir una nueva constitución, entre las alternativas puestas en la papeleta, “CONVENCIÓN CONSTITUCIONAL”, y “CONVENCIÓN MIXTA”, debemos elegir la primera de ellas, que asegura paridad de género, 100% electa por voto universal, cupos reservados para nuestros pueblos originarios, con independientes que puedan ser electos para la constituyente.
Y sin duda, seguir impulsando desde las calles y la movilización, que se entreguen a esta “CONVENCION CONSTITUCIONAL”, las prerrogativas de una verdadera Asamblea Constituyente, soberana, plurinacional, feminista y popular, que permitiría a Chile no solo avanzar en medidas progresivas para sus habitantes, sino, construir un país, libre, soberano, justo y digno, en la perspectiva de una sociedad socialista.
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