Polémica: ¿Son o no posibles gobiernos relativamente independientes del imperialismo en el actual orden mundial?

 

21 de agosto, 2017

Por: Valerio Arcary, columnista de Esquerda Online

La cuestión de los países independientes está cada vez más a la orden del día. Por una parte, porque el ascenso revolucionario ha permitido conquistar su independencia política a un gran número de países. Y, también, porque la contraofensiva imperialista plantea en forma acuciante la necesidad de defender a esos países contra la agresión, manteniendo en alto, a la vez, las banderas de la clase obrera y el socialismo. Ha sido un acierto de las Tesis del Segundo Congreso de la LIT–CI, haber definido a Nicaragua, Libia, Angola y otros como países independientes. Estamos retomando una vieja clasificación o definición de la época leninista, que había sido perdida durante décadas por el movimiento marxista y trotskista… El trotskismo tiene como una de sus marcas de nacimiento la defensa de esta definición de la lucha colonial como parte de la revolución socialista nacional e internacional. Pero, de tanto poner el acento en el carácter socialista de la revolución colonial, el movimiento trotskista había dejado de lado durante décadas otras definiciones sobre la lucha antiimperialista, incluyendo la definición leninista de los países independientes. Hay países independientes políticamente, lo demuestra el hecho de que el imperialismo los ataca. Si fueran dependientes obviamente EE.UU. no lanzaría campañas de agresión como las que sufren Libia, Angola, Nicaragua, etcétera. (1)

Nahuel Moreno

¿Un país puede ubicarse como una semicolonia en el mercado mundial y tener al mismo tiempo un gobierno relativamente independiente dentro del orden imperialista? La respuesta remite a la comprensión de que son diferentes niveles de análisis. El lugar de un país en el sistema internacional de Estados no tiene plena correspondencia con el papel que ocupa en la división internacional del trabajo. ¿Los dos conceptos son contradictorios? Sí, son contradictorios, pero no incompatibles. O avanza la dinámica de automatización política y disminuye la dependencia económica o, a la inversa, se acentúa la recolonización.

En un análisis marxista, no basta identificar la existencia de gobiernos independientes. Es necesario interpretar su dinámica de evolución. Parece indiscutible que la realidad económica y social de Venezuela es de decadencia acelerada. Pero parece, también, incontrovertible que el gobierno resiste a la creciente radicalización de la oposición burguesa y a la presión imperialista. Por el momento, la tendencia de declive o hasta degradación del chavismo, que busca seriamente canales de negociación, no fue suficiente para precipitar una completa capitulación.

Toda caracterización político-social debe ser una síntesis que intenta capturar elementos comunes entre fenómenos diferentes. Los conceptos son necesarios porque necesitamos abstracciones para encontrar cualidades comunes en fenómenos, cuantitativamente, diversos. Los Estados, en la periferia del capitalismo son Estados capitalistas, pero existen muchos tipos diferentes de inserción, ya sea en el mercado mundial o en el sistema internacional de Estados. El mundo no se divide solamente entre Estados imperialistas, o países centrales, y Estados dependientes y países semicoloniales. Existen localizaciones intermedias, situaciones transitorias, formas mediadas.

Eliminar del análisis estas formas transitorias es una simplificación catastrofista, y tiene consecuencias para la estrategia y la táctica. Reconocer que un gobierno mantiene un posicionamiento relativamente independiente ante el orden imperialista, no disminuye la caracterización de que se trata de un gobierno burgués, al frente de un régimen bonapartista y gerenciando un Estado capitalista. Su relativa independencia es progresiva ante el imperialismo, pero no ante los intereses de los trabajadores. Ante los trabajadores, un gobierno burgués es siempre reaccionario. Si estuviera siendo desplazado por la burguesía y por la presión del imperialismo, su caída es reaccionaria. Si estuviera siendo derribado por la movilización independiente de los trabajadores, su caída es progresiva. ¿Cuáles son las fuerzas políticas y sociales que están tratando de derrocar al gobierno de Maduro?

No hay razones para dudar que se produjo un giro radical de la política de la oposición de derecha venezolana hace dos meses con la convocatoria a actos de masas para intentar derribar al gobierno. El impacto de esos actos provocó divisiones en el chavismo, y parecía inminente una división en las propias Fuerzas Armadas, abriendo la posibilidad de una caída del gobierno, o incluso de una guerra civil. En el auge del conflicto, Trump hizo una declaración insólita. Por primera vez, en los últimos treinta y cinco años, desde la invasión de Granada por los Estados Unidos, y del apoyo de Reagan al ejército mercenario de los contras en Nicaragua, un presidente de Estados Unidos amenazó con intervenir militarmente en un país latinoamericano.

No comprender que esta declaración tenía como objetivo estimular un ala de las Fuerzas Armadas para que se decidiera a una acción contra el gobierno de Maduro sería obtuso. En estas circunstancias, disminuir el peligro real e inminente de la precipitación de un golpe, parece poco responsable. No nos posicionamos ante un golpe solo después de haberse realizado. La capacidad de anticipación de las iniciativas de los enemigos es uno de los abc de la lucha política. La sugerencia de que esto se explica porque Venezuela tiene un gobierno relativamente independiente parece, por lo tanto, adecuada.

Si esta clasificación no es apropiada para la caracterización del gobierno de Maduro en Venezuela, ¿cuál sería la explicación para la virulencia de EEUU, en apoyo a la mayoría de la burguesía venezolana?

La única alternativa coherente es considerar que se trata de una reacción a un autogolpe de Maduro que transformó el régimen bonapartista en una dictadura militar. Y que el apoyo a las movilizaciones de masas dirigidas por la MUD, independientemente de la naturaleza social de la dirección, porque tienen apoyo en sectores populares, y se dirige contra una dictadura, sería progresivo. En ese esquema teórico estaría en curso en Venezuela la lucha por una revolución democrática.

Las exageraciones en esta línea de análisis son evidentes. El régimen chavista en Venezuela es bonapartista, es autoritario, no respeta libertades democráticas, tanto de la oposición burguesa como de la oposición de izquierda, pero no es una dictadura militar. La oposición burguesa mantiene el control de buena parte de los medios de comunicación, mantiene el derecho de manifestación, etc. Lo que pasa es que calibrar los análisis es siempre lo más difícil. El mayor peligro es exagerar el peso de uno de los factores, disminuir el de otros, o sea, distorsionar el análisis para llegar a las conclusiones que son funcionales para justificar una política.

Si el régimen en Venezuela fuese una dictadura militar, las movilizaciones dirigidas por la MUD serían, por lo tanto, algo comparable con las movilizaciones por las Directas en 1984 en Brasil ya que, al final, indiscutiblemente, éstas fueron dirigidas por una fracción burguesa, teniendo al frente el MDB. ¿Una posible caída del régimen chavista merecería ser comparada con la caída de las dictaduras militares en Brasil, Argentina, Uruguay en los años ochenta? Por lo tanto, si el gobierno de Maduro fuese a caer, en este momento, bajo la dirección de la MUD, ¿sería el resultado de una revolución democrática? ¿Sería progresivo? ¿Estaría siendo derribado por qué fuerzas políticas y sociales? ¿Quién tomará el poder?

Las analogías históricas pueden ser peligrosas, porque existe el peligro abusivo de comparar lo incomparable. No obstante, son indispensables para que un debate teórico pueda ser claro. En Siria, en función del impacto de una ola revolucionaria regional que desplazó dictaduras en Túnez, derribó el gobierno de Mubarak en Egipto, y se extendió por el Oriente Medio de cultura árabe, se abrió una situación revolucionaria. La comparación de la situación en Venezuela con Siria, sin embargo, es abusiva. Ni el régimen chavista es una dictadura militar, ni la naturaleza del levantamiento popular en Siria puede compararse con las movilizaciones dirigidas por la MUD. Cuál es la naturaleza del régimen político y cuál es el carácter de la dirección de la oposición, son factores claves en el análisis. En Siria estaba en curso una auténtica revolución democrática y popular contra una dictadura que precipitó una guerra civil. Desgraciadamente, esta ola revolucionaria regional fue derrotada.

El paralelo que corresponde no es con Siria, sino con lo que ocurrió en Brasil en 2016. De hecho, es ineludible. Si era y sigue siendo necesario agitar Fuera Maduro, en este momento, al lado de la MUD, pero por la izquierda, para disputar la dirección del malestar social contra el chavismo, ¿no habría sido, igualmente, correcto apoyar al Fuera Dilma, en vez de la forma más elíptica del Fuera Todos? ¿Habría sido correcto, incluso, participar, aunque con columnas propias, bajo banderas independientes, de las manifestaciones de masas de los “amarillitos” que desde el 2015 alcanzaron la dimensión de cientos de miles en las calles? ¿Habría sido correcto, por lo tanto, apoyar el impeachment de Dilma Rousseff? La caída de Dilma, derribada por la oposición burguesa, ¿fue progresiva? Si fue progresiva, ¿cómo explicar la ofensiva de ajuste fiscal del gobierno de Temer contra los trabajadores? La caída de Dilma ¿aumentó o disminuyó la confianza de la burguesía en sus propias fuerzas? ¿Abrió o no el camino para contrarreformas reaccionarias?

Las elaboraciones teóricas deben ser procesos lentos. Verificar si un concepto es útil requiere considerar muchos ejemplos históricos para descubrir si hay un denominador común. Las generalizaciones, aunque indispensables, son siempre peligrosas. Hay muchos riesgos involucrados, siendo el más común, la simple banalidad. Un buen criterio de método debe ser, por lo tanto, verificar la necesidad o no del concepto. “Descubrir la pólvora”, por enésima vez, puede ser inofensivo, pero es ridículo. La búsqueda de una idea en grado de abstracción más alto es legítima cuando ayuda a ofrecer claridad. Avanzamos por aproximaciones sucesivas. El concepto de gobiernos o estados independientes está “en construcción”.

Cuando presenté la sugerencia de esta caracterización me estaba inspirando en la elaboración exploratoria de Nahuel Moreno de abril de 1986. Digo exploratoria porque fue una intervención oral, por lo tanto, embrionaria, que él recuperaba del “olvido”, y Moreno no pudo desarrollarla. Dije que me estaba inspirando, porque Moreno utilizó el concepto de países independientes, y yo escribí gobiernos independientes. No se trata de lo mismo. Podría haber escrito, quizás, Estados. Los gobiernos son, por definición, transitorios.

En mi opinión, lo que nos ayuda a definir el lugar de los países en el mercado mundial es un modelo teórico más complejo, por lo tanto, menos “transitorio” que la política de un gobierno. Se trata de un análisis en otro nivel de abstracción. El lugar de un país se remite, por ejemplo:

(a) su inserción histórica en la etapa anterior, o sea, si fue una metrópoli imperialista o independiente, colonia, semicolonia, protectorado, enclave;

(b) la dimensión de su economía. Es decir, las existencias de capital acumulado, los niveles de productividad, la capacidad de tener soberanía monetaria, los recursos naturales, como el territorio, las reservas de tierras, los recursos minerales, la autosuficiencia energética, alimentaria, etc., – y humanos-, entre estos, su fuerza demográfica y la etapa cultural de la nación, así como la dinámica de desarrollo de la industria, es decir, su posición en la división internacional del trabajo y en el mercado mundial;

(c) la capacidad de cada Estado en mantener su independencia y el control de sus áreas de influencia. Es decir, su fuerza militar de disuasión, que depende no sólo del dominio de la técnica militar o de la calidad de sus Fuerzas Armadas, sino del mayor o menor grado de cohesión social de la sociedad, por lo tanto, de la capacidad política del Estado de convencer a la mayoría del pueblo, si es ineludible, de la necesidad de la guerra;

(d) las alianzas de larga duración de los Estados unos con otros, que se concretan en Tratados y Acuerdos de colaboración, y la relación de fuerzas que resultan de los bloques formales e informales de los que forman parte, es decir, su red de coalición.

Apoyado en este modelo, relativamente simple, no parece haber razones para dudar que Venezuela sea una semicolonia económica, en la esfera directa de la influencia norteamericana. Durante los casi veinte años en el poder de los gobiernos bajo el liderazgo del chavismo, este estatuto no ha cambiado. Pero la cuestión teórica no queda resuelta con esta caracterización. Porque algo necesita explicar por qué el orden imperialista mundial, con el gobierno de Washington a la cabeza, amenaza con intervenciones cada vez más amenazadoras contra el gobierno de Venezuela.

En resumen, ¿cuáles deben ser los criterios para definir si una movilización social es progresiva o reaccionaria? Sugerimos cuatro:

(a) El primer criterio debe evaluar las movilizaciones por las tareas que se plantean, es decir, el contenido histórico-social del programa que motiva la movilización.

(b) El segundo criterio es por el sujeto social, es decir, por las clases y fracciones de clase, o mejor, por el bloque de clases que se movilizaron y se unieron para realizarlas.

(c) El tercer criterio debe ser una evaluación de la dirección política de las manifestaciones, el sujeto político.

(d) El último criterio son resultados. ¿Cuáles fueron sus consecuencias?

Por lo tanto, las movilizaciones en Brasil en 2015/16 contra el gobierno de Dilma Rousseff, y en Venezuela de 2017, para derribar a Maduro, fueron y son reaccionarias.

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[1] MORENO, Nahuel. Los países independientes son estados burgueses in

Intervenciones en el CEI de abril de 1986. Disponible en: Los países independientes son estados burgueses http://www.geocities.ws/moreno_nahuel/49_nm.html%23_Toc536853247#_Toc536853249

http://www.geocities.ws/moreno_nahuel/49_nm.html%23_Toc536853247

Consulta el 20/08/2017.

Foto: 14/08/2017- Venezuela – El líder venezolano, Nicolás Maduro, da un discurso en el evento “Fuera Trump de América Latina” en Caracas. Ante miles de personas que participaron en un acto cuyo lema fue “Fuera Trump de América Latina”, Maduro anunció el entrenamiento, que llamó “Ejercicio Soberanía Bolivariana 2017”, para 26 y 27 de agosto.

Imagen: Gobierno de Venezuela